También hizo las ollas, las tenazas y los aspersorios. Así, Hiram terminó de hacer todo lo que el rey Salomón le había pedido para el Templo del Señor:
Pero ¿quién puede construirle un Templo para que viva en él, pues los cielos, incluso los más altos, no pueden contenerlo, y quién soy yo para atreverme a construirle una casa, salvo para quemarle incienso?