Salomón tenía doce gobernadores de zona cuyas responsabilidades abarcaban todo Israel, proporcionando alimentos para el rey y su casa. Cada uno, a su vez, organizaba los suministros para un mes del año.
De este modo, se cumplió lo que dice la Escritura: “Abrahán creyó en Dios, y esto fue considerado como él haciendo el bien, y fue llamado amigo de Dios”.