Antes, cuando Saúl era nuestro rey, tú eras el que dirigía el ejército israelita en la batalla. El Señor te dijo: ‘Tú serás el pastor de mi pueblo Israel y serás su gobernante’”.
David se dijo: “Mi hijo Salomón es todavía joven e inexperto, y la casa que va a construir para el Señor debe ser realmente magnífica, famosa y gloriosa en todo el mundo. Tengo que empezar a prepararla”. Así que David se aseguró de tener listos muchos materiales de construcción antes de morir.
Pero tendrás un hijo que será un hombre de paz. Le daré la paz de todos sus enemigos en las naciones de alrededor. Salomón será su nombre, y concederé paz y tranquilidad a Israel durante su reinado.
Entonces el rey David dijo a todos los allí reunidos: “Mi hijo Salomón, elegido sólo por Dios, es joven e inexperto, y el trabajo a realizar es grande porque este Templo no será para el hombre, sino para el Señor Dios.
Él está a cargo del tiempo y de la historia. El quita reyes y pone reyes en su lugar. Da sabiduría para que la gente sea sabia; da conocimiento a la gente para que pueda entender.
Serás expulsado de la sociedad humana y vivirás con los animales salvajes. Comerás hierba como el ganado, y te empaparás del rocío del cielo. Así estarás durante siete veces hasta que reconozcas que el Altísimo gobierna los reinos humanos y que se los da a quienes él escoge.
Serás expulsado de la sociedad humana y vivirás con los animales salvajes. Comerás hierba como el ganado, y te empaparás del rocío del cielo. Estarás así durante siete veces hasta que reconozcas que el Altísimo gobierna los reinos humanos y que los entrega a quien él quiere”.
Fue expulsado de la sociedad humana y su mente se volvió como la de un animal. Vivió con los asnos salvajes y comió hierba como el ganado, y fue empapado con el rocío del cielo hasta que reconoció que el Altísimo gobierna los reinos humanos y que se los da a quien él quiere.