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Referencias Cruzadas

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1 Reyes 20:1

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Ben Adad, rey de Aram, convocó a todo su ejército. Junto con treinta y dos reyes y sus caballos y carros reunidos, marchó para sitiar Samaria, para luchar contra ella.

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28 Referencias Cruzadas  

Entonces Asa tomó toda la plata y el oro que quedaba en los tesoros del Templo del Señor y del palacio real. Lo entregó a sus siervos y los envió a Ben-hadad, hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Aram, que vivía en Damasco, junto con este mensaje:

Ben Adad aceptó la propuesta de Asá y envió a su ejército con sus comandantes a atacar las ciudades de Israel. Capturaron las ciudades de Ijón, Dan, Abel-Bet-macá y todo Quinéret, incluyendo toda la tierra de Neftalí.

Compró la colina de Samaria a Semer por dos talentos de plata. Fortificó la colina y llamó a la ciudad que construyó Samaria, en honor a Semer, el anterior dueño de la colina.

Partieron al mediodía, mientras Ben Adad y los treinta y dos reyes que lo acompañaban estaban ocupados emborrachándose en sus tiendas.

Envió mensajeros a Acab, rey de Israel, a la ciudad para decirle: “Esto es lo que dice Ben Adad:

Debes hacer lo siguiente: destituir a cada uno de los reyes de sus cargos y sustituirlos por comandantes.

El rey de Aram ya había dado estas órdenes a sus comandantes de carros “Diríjanse directamente hacia el rey de Israel solo. No luchen con nadie más, sea quien sea”.

También aconteció que el rey arameo estaba en guerra con Israel. Después de consultar con sus oficiales, dijo: “Estableceré mi campamento en este lugar”.

Sucedió que justo en ese momento Giezi le estaba contando al rey la historia de cómo Eliseo había hecho revivir al niño muerto cuando su madre llegó para hacer su petición al rey de que le devolviera su casa y sus tierras. “Mi señor el rey”, dijo Giezi, “esta es la mujer, y este es su hijo, el que Eliseo hizo vivir nuevamente”.

“Artajerjes, rey de reyes, al sacerdote Esdras, el escriba de la Ley del Dios del cielo: Saludos.

Tomó 600 de sus mejores carros junto con todos los demás carros de Egipto, cada uno con su oficial a cargo.

Él dice: “¡Todos mis comandantes son reyes!

Por medio de tus siervos te has burlado del Señor. Dijiste: ‘Con mis numerosos carros he subido a las altas montañas, a las más lejanas cumbres del Líbano. He cortado sus cedros más altos, los mejores cipreses. He llegado a sus alturas más lejanas, a sus bosques más profundos.

Voy a prender fuego a las murallas de Damasco; eso quemará las fortalezas de Ben-Hadad.

“Porque esto es lo que dice el Señor Dios: Mira cómo traigo a Nabucodonosor, rey de reyes, para que ataque a Tiro desde el norte. Vendrá con caballos, carros, caballería y un enorme ejército.

Majestad, tú eres el rey de reyes a quien el Dios del cielo le ha dado el reino, el poder, la fuerza y la gloria.

Enviaré a los enemigos con espadas para que te ataquen por quebrantar el pacto. Aunque te retires a tus ciudades para defenderte, te plagaré de enfermedades y serás entregado a tus enemigos.

Por ello yo enviaré vuelo sobre la casa de Jazael y consumiré los castillos de Ben-Adad.

Cuando vayas a la guerra con tus enemigos y veas caballos y carros, y un ejército más grande que el tuyo, no les tengas miedo, porque el Señor tu Dios que te sacó de Egipto está contigo.

Asediaran todas las ciudades de tu país, hasta que caigan los altos muros fortificados en los que confías. Asediarán todas las ciudades de tu país que el Señor tu Dios te ha dado.

Adoní Bezec dijo: “Tuve setenta reyes con los pulgares y los dedos gordos de los pies cortados recogiendo las sobras de debajo de mi mesa. Ahora Dios me ha devuelto de la misma manera lo que les hice a ellos”. Lo llevaron a Jerusalén, donde murió.

Los israelitas clamaron al Señor para que los ayudara, porque Sísara tenía novecientos carros de hierro y los maltrató cruelmente durante veinte años.

Los filisteos se reunieron para pelear contra Israel. Tenían tres mil carros, seis mil jinetes y soldados tan numerosos como la arena en la orilla del mar. Avanzaron y acamparon en Micmas, al este de Bet-aven.




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