Porque el mensaje del Señor que dio en condena contra el altar de Betel y contra todos los santuarios de los altares de las ciudades de Samaria, se cumplirá definitivamente”.
Gritó la condena del Señor al altar: “Altar, altar, esto es lo que dice el Señor. A la casa de David le nacerá un hijo. Se llamará Josías, y sobre ti sacrificarán los sacerdotes de los altares que queman ofrendas sobre ti, y sobre ti se quemarán huesos humanos”.
Compró la colina de Samaria a Semer por dos talentos de plata. Fortificó la colina y llamó a la ciudad que construyó Samaria, en honor a Semer, el anterior dueño de la colina.
Pero los pueblos de las distintas naciones siguieron haciendo sus propios dioses en las ciudades donde se habían establecido, y los colocaron en los santuarios de los lugares altos que había hecho el pueblo de Samaria.
Pero los hombres del ejército que Amasías envió a casa, negándose a dejarlos ir con él a la batalla, asaltaron las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet-horón. Mataron a tres mil de sus habitantes y se llevaron una gran cantidad de botín.
Destruiré sus lugares altos de adoración, destrozaré sus altares de incienso, y apilaré sus cadáveres sobre lo que queda de sus ídolos, que tampoco tienen vida alguna. Los despreciaré de verdad.
Cuando los apóstoles estuvieron de regreso en Jerusalén y oyeron que la gente de Samaria había aceptado la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan a visitarlos.