Este llamó al hombre de Dios que había venido de Judá: “Esto es lo que dice el Señor: Por haber desobedecido la palabra del Señor y no haber seguido las órdenes que el Señor, tu Dios, te dio,
Entonces Gad fue y le dijo a David: “Puedes elegir tres años de hambre en tu tierra; o tres meses huyendo de tus enemigos mientras te persiguen; o tres días de peste en tu tierra. Así que piénsalo y decide cómo debo responder a quien me ha enviado”.
Entonces el profeta le dijo: “Como no has hecho lo que dijo el Señor, en cuanto me dejes un león te va a matar”. Cuando el hombre se fue, vino un león y lo mató.
Amán explicó a su esposa Zeres y a todos sus amigos lo que le había sucedido. Estos sabios amigos y su esposa Zeres le dijeron: “Si Mardoqueo es del pueblo judío, y ya has empezado a perder la categoría ante él, no podrás vencerlo. Vas a perder ante él, vas a caer!”
Tu propia maldad te disciplinará; tu propia desobediencia te dará una lección. Piénsalo y reconocerás qué amargo mal es para ti abandonar al Señor tu Dios y no respetarme, declara el Señor Dios Todopoderoso.
Moisés explicó a Aarón: “Esto es lo que el Señor estaba hablando cuando dijo: ‘Mostraré mi santidad a los que se acerquen a mí; revelaré mi gloria para que todos la vean’”. Pero Aarón no respondió.
Pero el Señor les dijo a Moisés y a Aarón: “Como no confiaron en mí lo suficiente para demostrar lo santo que soy a los israelitas, no serán ustedes los que los lleven al país que les he dado”.
“Aarón pronto se unirá a sus antepasados en la muerte. No entrará en el país que he dado a los israelitas, porque ambos desobedecieron mi orden en las aguas de Meribá.
En cuanto se mencionó el Arca de Dios, Elí cayó de espaldas de su silla junto a la puerta de la ciudad. Como era viejo y pesado, se rompió la nuca y murió. Elí había sido el líder de Israel durante cuarenta años.