“Dile a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, a Judá y a Benjamín, y al resto del pueblo:
Sin embargo, Roboam seguía gobernando sobre los israelitas que vivían en Judá.
Si alguna de las carnes de la ordenación o algún pan permanece hasta la mañana siguiente, quemen lo que sobre. No debe ser comido, porque es sagrado.