A su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga siempre un descendiente como una lámpara ante mí en Jerusalén, la ciudad que elegí para ser honrada.
Pero Abisai, hijo de Servia, acudió en su ayuda, atacó al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron: “¡No vuelvas a salir con nosotros a combatir, para que no se apague la luz de Israel!”
Así que ahora, por favor, bendice la casa de tu siervo para que continúe en tu presencia para siempre. Porque tú has hablado, Señor Dios, y con tu bendición la casa de tu siervo será bendecida para siempre”.
Roboam, hijo de Salomón, reinó en Judá. Tenía cuarenta y un años cuando llegó a ser rey, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que el Señor había elegido de entre todas las tribus de Israel, donde sería honrado. El nombre de su madre era Noamá la amonita.
Aun así, por amor a David, el Señor su Dios permitió que sus descendientes siguieran gobernando como una lámpara, un hijo que gobernara después de él y que hiciera fuerte a Jerusalén.
Silo haces, el Señor cumplirá la promesa que me hizo cuando dijo: ‘Si tus descendientes viven bien delante mí, con fidelidad y con total compromiso, siempre tendrás a uno de ellos en el trono de Israel’.
Y el Señor le dijo: “He escuchado tu oración y tu petición a mí. He dedicado este Templo que has construido poniendo mi nombre en él para siempre; siempre velaré por él y lo cuidaré.
Pero por amor a David, su siervo, el Señor no quiso destruir a Judá, ya que le había prometido que siempre habría un gobernante de su descendencia, como una lámpara para siempre.
El rey Roboam se hizo poderoso en Jerusalén. Tenía cuarenta y un años cuando llegó a ser rey, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que el Señor había escogido de entre todas las tribus de Israel donde sería honrado. El nombre de su madre era Naama la amonita.
Sin embargo, el Señor no quiso destruir el linaje de David debido al acuerdo que había hecho con él, y había prometido que los descendientes de David gobernarían para siempre como una lámpara que siempre arde.