Así que Betsabé fue a ver al rey a su dormitorio. Era muy viejo y Abisag lo cuidaba.
El rey David había envejecido, y por muchas mantas que usaran para cubrirlo, no lograba entrar en calor.
“Entonces entraré mientras aún estás allí hablando con el rey y confirmaré lo que dices”.
Betsabé se inclinó en señal de respeto. Él le preguntó: “¿Qué es lo que quieres?” .
Así que buscaron por todo el país de Israel una joven hermosa y encontraron a Abisag, de la ciudad de Sunem, y la llevaron ante el rey.