El Señor Dios me ayuda, por lo que no he sido deshonrado. Por eso estoy tan decidido, poniendo mi rostro duro como una piedra, sabiendo que no seré humillado.
No tengas miedo, porque no serás humillado; no te alteres, porque no serás deshonrado. Te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y ya no recordarás la vergüenza de tu viudez.
y cuando lo encontró, lo hizo regresar con él a Antioquía. Y durante el transcurso de un año trabajaron juntos con la iglesia, enseñando el mensaje a multitudes. Y fue en Antioquía que a los creyentes se les llamó por primera vez “Cristianos”.
Porque mi esperanza y más grande anhelo es no hacer ninguna cosa de la cual me pueda avergonzar. Por el contrario, deseo fervientemente – como siempre – que incluso en este momento Cristo sea grandemente honrado a través de mí, ya sea que viva o muera.
Esa también es una razón por la cual sufro todas estas cosas, pero no me avergüenzo, porque sé en quién he confiado. Estoy seguro de que él puede cuidar de lo que le he confiado hasta el Día de su regreso.
Asegúrense de actuar apropiadamente cuando estén en compañía de quienes no son cristianos, para que incluso si los acusaran de hacer lo malo, ellos puedan ver sus buenas obras y glorifiquen a Dios cuando venga.
Todo el que hable, hágalo como si Dios hablara a través de él. Todo aquél que quiera ayudar a otros, hágalo por medio de la fuerza que Dios le da, para que en todo Dios sea glorificado por medio de Jesucristo. Que la gloria y el poder sean suyos por siempre y para siempre. Amén.