Joaquim tenía dieciocho años cuando llegó a ser rey, y reinó en Jerusalén durante tres meses. Su madre era Nejustá, hija de Elnatán. Ella era de Jerusalén.
En el año en que Evil-Merodac se convirtió en rey de Babilonia, liberó a Joaquim, rey de Judá, de la prisión. Esto sucedió el día veintisiete del duodécimo mes del trigésimo séptimo año del destierro de Joaquim, rey de Judá.
Una y otra vez el Señor, el Dios de sus padres, advirtió a su pueblo por medio de sus profetas, porque quería mostrar misericordia con ellos y con su Templo.
El Señor dijo a Joaquín, hijo de Joacim, rey de Judá: Vivo yo, declara el Señor, que aunque fueras un anillo de sello en un dedo de mi mano derecha, te arrancaría.
¿Quién es este hombre Joaquín? ¿Una vasija rota que ha sido desechada, algo que nadie quiere? ¿Por qué lo han echado a él y a sus hijos, exiliados en un país desconocido?