David se fue a vivir a la fortaleza y la llamó Ciudad de David. La extendió en todas las direcciones, empezando por las terrazas de apoyo exteriores y avanzando hacia el interior.
Y le dijeron al rey David: “El Señor ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que tiene a causa del Arca de Dios”. Así que David fue y mandó traer el Arca de Dios de la casa de Obed-edom a la Ciudad de David. Entonces hubo gran celebración.
Entonces trajeron el Arca del Señor y la colocaron en su lugar dentro de la tienda que David había montado para ella. Luego David ofreció holocaustos y ofrendas de paz ante el Señor.
Les dijo: “Ustedes son los jefes de las familias de los levitas. Ustedes mismos y sus parientes deben estar ceremonialmente limpios y puros antes de que traigas de vuelta el Arca de Dios, el Señor de Israel al lugar que he hecho para ella.
Luego Salomón convocó a Jerusalén a los ancianos de Israel -todos los jefes de las tribus y los jefes de familia de los israelitas- para que trajeran el Arca del Pacto del Señor desde Sión, la Ciudad de David.