Estaba con David en Pasdamin cuando los filisteos se reunieron para la batalla que tuvo lugar en un campo de cebada. El ejército israelita huyó cuando los filisteos atacaron,
pero Eleazar se mantuvo firme y siguió matando filisteos hasta que se le quedó la mano en la espada. El Señor los salvó concediéndoles una gran victoria. El ejército israelita regresó, pero sólo para despojar a los muertos.