Sin embargo, si la esposa que no es cristiana se va, que se vaya. En tales casos el hombre o la mujer que sí son cristianos no tienen ataduras esclavizantes, pues Dios nos ha llamado a vivir en paz.
Pero un espíritu toma posesión de él y comienza a gritar, haciéndolo convulsionar y botar espuma por la boca. Casi nunca lo deja en paz y le causa mucho sufrimiento.
Finalmente, hermanos y hermanas, me despido. Sigan mejorando espiritualmente. Anímense unos a otros. Estén en armonía. Vivan en paz, y que el Dios de amor y paz esté con ustedes.