Como dice la Escritura: “Él puso todo bajo sus pies”. (Por supuesto, cuando dice que “todo” está bajo sus pies, es obvio que no se refiere a Dios, quien puso todo bajo la autoridad de Cristo).
Se le dio autoridad, gloria y el poder de gobernar sobre todos los pueblos, las diferentes naciones y lenguas, para que todos lo adoraran. Su gobierno es eterno, nunca cesará, y su reino nunca será destruido.
El Padre lo ha confiado todo en mis manos, y ninguno entiende verdaderamente al Hijo, excepto el Padre, y nadie entiende verdaderamente al Padre, excepto el Hijo, y aquellos a quienes el Hijo elige para mostrarles al Padre.
Le diste autoridad sobre todas las cosas”. No quedó nada por fuera cuando Dios le dio autoridad sobre todas las cosas. Sin embargo, vemos que no todo está sujeto a su autoridad todavía.