Así como la muerte vino por un hombre, la resurrección de los muertos también vino por un hombre.
Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. Aquellos que creen en mí, vivirán aunque mueran.
La paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán resucitados.