De hecho, las partes del cuerpo que consideramos indignas de ser mostradas, las “honramos” cubriéndolas. ¡Es decir que lo indecente lo tratamos con mayor modestia!
Lo que es presentable no necesita cubrirse de esa manera. Dios ha dispuesto el cuerpo de tal manera que se le dé mayor honra a las partes que son menos presentables.
Del mismo modo, las mujeres deben vestir con prudencia, con modestia y apropiadamente. Deben ser atractivas pero no por su corte de cabello o por el uso de oro, perlas o ropas costosas,