Que cada uno se examine así mismo y entonces déjenlo comer del pan y beber de la copa.
Debemos mirarnos a nosotros mismos, examinar nuestros actos y volver al Señor.
Entonces el Señor dice esto: ¡Pensen lo que están haciendo!
El Señor dice esto: ¡Piensen lo que están haciendo!
Ellos estaban extremadamente incómodos. Uno por uno le preguntaban: “Señor, no soy yo, ¿cierto?”
Los que comen y beben traen juicio sobre sí mismos si no reconocen su relación con el cuerpo del Señor.
Sin embargo, si realmente nos examinamos nosotros mismos, no seríamos juzgados de esta manera.
Examínense ustedes mismos y vean si están confiando en Dios. Pónganse a prueba. ¿No se dan cuenta de que Jesucristo está en ustedes? A menos que hayan fallado en la prueba…
Examinen cuidadosamente sus acciones. Así podrán estar satisfechos de ustedes mismos, sin compararse con nadie más.