Mis hermanos en la fe, un árbol de aceitunas no produce higos, y uno de higos no produce uvas. Pues tampoco una fuente de agua amarga puede dar agua dulce.
Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. ―¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo. Y al instante se secó la higuera.