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Referencias Cruzadas

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Santiago 3:1

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Mis hermanos en la fe, que no haya muchos entre ustedes que quieran ser maestros. Bien saben que los maestros seremos castigados con más severidad.

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30 Referencias Cruzadas  

Pretenden ser maestros de la Ley, pero en realidad no saben de qué hablan. Ni ellos mismos entienden lo que con tanta seguridad afirman.

No traten mal a los que están a su cuidado, como si ustedes fueran sus dueños. Al contrario, sirvan de ejemplo para ellos.

En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros. Luego ha puesto los que hacen milagros; después los que tienen dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los que hablan en diferentes lenguas.

»¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.

Por eso me nombró predicador y apóstol de ese mensaje. Digo la verdad y no miento: Dios me hizo maestro de los no judíos para enseñarles la verdadera fe.

Me refiero a Cristo, quien nombró a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros.

Pues es necesario que todos nos presentemos ante el tribunal de Cristo. Allí cada uno recibirá lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.

Obedezcan a sus dirigentes, respeten sus órdenes. Pues ellos cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas. Obedézcanlos para que ellos cumplan su tarea con alegría y sin quejarse. Si ellos tienen que realizar su tarea quejándose, eso no es provechoso para ustedes.

Así que lo mandó a llamar y le dijo: “¿Qué es esto que me dicen de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque ya no puedes seguir en tu puesto”.

Dios me encargó anunciar ese mensaje, y me eligió como apóstol y maestro.

―Tú eres maestro de Israel ¿y no entiendes estas cosas? —respondió Jesús—.

»El alumno no es superior a su maestro, ni el siervo es superior a su amo.

»No juzguen a nadie, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará.

Cuando los fariseos vieron esto, les preguntaron a sus discípulos: ―¿Por qué come su maestro con cobradores de impuestos y con pecadores?

En la iglesia de Antioquía había profetas y maestros. Entre ellos estaban Bernabé y Simeón, apodado el Negro. También estaban Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado con el gobernador Herodes, y Saulo.

Mis queridos hermanos en la fe, no se engañen.

Mis queridos hermanos en la fe, tengan presente esto: todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para contestar y para enojarse.

De una misma boca salen bendición y maldición. Mis hermanos en la fe, esto no debe ser así.




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