Quien duda así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor.
Aun cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus malos deseos.
Pero que pida con fe, sin dudar nada. Pues el que duda se parece a las olas del mar. A estas el viento las arrastra y lleva de un lado a otro.
Pues hoy dice que sí y mañana, que no, hoy actúa de una manera y mañana, de otra.