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Referencias Cruzadas

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Romanos 1:3

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Habla de su Hijo que según la naturaleza humana era descendiente de David.

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66 Referencias Cruzadas  

Lista de antepasados de Jesucristo, que fue descendiente de David y de Abraham:

Pero, cuando llegó la fecha indicada, Dios envió a su Hijo, quien nació de una mujer y bajo la autoridad de la Ley.

Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, la gloria del Hijo único del Padre. Y estaba lleno de amor y de verdad.

―Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel! —declaró Natanael.

Y el ángel le dijo: ―El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.

Nos contaron que ahora esperan que Jesús regrese del cielo. Dios fue quien resucitó a su Hijo, y su Hijo nos libra del castigo que vendrá sobre los pecadores.

Ellos son el pueblo de nuestros antepasados. Cristo, como ser humano, nació de padres israelitas, pero él es Dios y gobierna sobre todas las cosas. ¡Alabado sea por siempre! Amén.

―¡Señor mío y Dios mío! —dijo Tomás.

y Jacob, padre de José, que fue el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

No dejes de recordar a Jesucristo, descendiente de David, resucitado por Dios de entre los muertos. Este es mi mensaje, la buena noticia

Dios siempre cumple sus promesas, y él los ha llamado a vivir unidos a su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

Él era profeta y sabía que Dios le había prometido, bajo juramento, poner en el trono a uno de sus descendientes.

Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Así, al creer en su nombre tienen vida.

Entonces, ¿por qué me acusan de ofender a mi Padre, quien me apartó para enviarme al mundo? ¿Tan solo porque dije: “Yo soy el Hijo de Dios”?

Les aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios. Y los que la oigan vivirán.

Nos envió un poderoso Salvador, que viene de la familia del rey David, su siervo.

Él confía en Dios; pues, que lo libre Dios ahora, si de veras lo quiere. ¿Acaso no dijo: “Yo soy el Hijo de Dios”?

Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió: ―Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios.

Una mujer cananea de aquella región salió a su encuentro, gritando: ―¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada.

Toda la gente se quedó asombrada y decía: «¿No será este el Hijo de David?».

Al irse Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritándole: ―¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!

Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él».

e Isaí, padre del rey David. David fue el padre de Salomón, cuya madre había sido la esposa de Urías;

»Escribe al ángel de la iglesia de Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos que brillan como llamas de fuego. El que tiene pies que parecen bronce al rojo vivo, dice esto:

Por el mundo han salido muchos engañadores que no reconocen que Jesucristo ha venido como verdadero hombre. El que así actúa es el engañador y el anticristo, es decir, el enemigo de Cristo.

Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.

Los que vencen a la maldad del mundo son los que creen que Jesús es el Hijo de Dios.

Todo el que cree que Jesús es el Cristo es un hijo de Dios. Y todo el que ama al Padre también ama a sus hijos.

El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios vivirá perfectamente unido a Dios.

Y este es su mandamiento: que creamos en su Hijo Jesucristo y nos amemos los unos a los otros, tal como él lo ha ordenado.

El que vive pecando pertenece al diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir lo que hace el diablo.

Así que, lo que les anunciamos es algo que hemos visto y oído. Lo hacemos para que ustedes tengan una relación de amistad con nosotros, del mismo modo que nosotros tenemos una relación de amigos con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

No hay duda de que son grandes las verdades de nuestra fe: Cristo se presentó como hombre; fue declarado justo por el Espíritu, visto por los ángeles, y anunciado entre las naciones. El mundo ha creído en él, y Dios lo recibió con gloria.

Yo sirvo a Dios de corazón, predicando la buena noticia de su Hijo. Y Dios es testigo de que siempre me acuerdo de ustedes.

En seguida se dedicó a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios.

Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el oficial etíope: ―Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?

El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha dado la gloria a su siervo Jesús. Ustedes lo entregaron y lo rechazaron ante Pilato, aunque este había decidido soltarlo.

¿Acaso no dice la Escritura que el Cristo vendrá de los hijos de David, y de Belén, el pueblo de donde era David?».

Yo lo he visto y por eso testifico que este es el Hijo de Dios».

Entonces, ¿qué diremos en el caso de nuestro antepasado Abraham?

Desearía yo mismo ser maldecido y separado de Cristo por el bien de mi propio pueblo, los de mi propia raza.

Vean el ejemplo que nos da el pueblo de Israel. Cuando comen carne del animal sacrificado en el altar del Templo, de alguna manera se unen al altar.

Porque hay un solo Dios y solo hay uno que puede ponernos en paz con Dios, y ese es Jesucristo. Él es el hombre




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