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Referencias Cruzadas

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Mateo 9:6

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Pues, para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

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24 Referencias Cruzadas  

¿Qué es más fácil, decirle: “Tus pecados quedan perdonados”, o decirle: “Levántate y anda”?

Si ustedes perdonan a alguien, yo también lo perdono. De hecho, si había algo que perdonar, lo he perdonado por consideración a ustedes. Cristo es testigo de que así es.

Ayúdense unos a otros, y perdonen a todo el que los ofenda. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.

Más bien, sean buenos y compasivos unos con otros. Perdónense unos a otros, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo.

Así que somos representantes de Cristo. Como si Dios les llamara la atención a ustedes por medio de nosotros. Por eso les rogamos, en nombre de Cristo, que se reconcilien con Dios.

«Eneas —le dijo Pedro—, Jesucristo te sana. Levántate y tiende tu cama». Y al instante se levantó.

Por su poder, Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que diera a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.

Pues tú le has dado autoridad sobre toda persona para que él les dé vida eterna a todos los que le has dado.

Yo les doy vida eterna y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.

Los maestros de la Ley y los fariseos comenzaron a pensar: «¿Quién es este que ofende a Dios? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?».

Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—:

«¿Por qué habla este así? ¡Está ofendiendo a Dios! ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?».

―Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—. Pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

Su fama se extendió por toda Siria. Por eso, le llevaban a todos los que sufrían diversas enfermedades y los que sufrían de dolores graves. También le llevaban a los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y Jesús los sanaba.

Unos hombres le llevaron un paralítico, acostado en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: ―¡Ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados!

Y el hombre se levantó y se fue a su casa.

―Levántate, recoge tu camilla y anda —le contestó Jesús.

Y le ha dado autoridad para juzgar, ya que es el Hijo del hombre.




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