En efecto, nosotros somos ayudantes al servicio de Dios. Y ustedes son como un campo sembrado que pertenece a Dios. Ustedes son como un edificio construido por él.
Los líderes que dirigen bien los asuntos de la iglesia deben ser tratados con doble respeto, especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza.
Ustedes no han pagado el salario a los obreros que trabajan en sus campos. Eso hablará contra ustedes, porque la queja de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso.