Al oír esto, Jesús les contestó: ―No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos.
―No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos —les contestó Jesús—.
Pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban.
Al oír esto, Jesús les contestó: ―No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
Había entre la gente una mujer que hacía doce años que sufría de constantes derrames de sangre, sin que nadie pudiera sanarla. Había gastado todo lo que tenía en médicos.
Los saludan Lucas, el querido médico, y Demas.