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Referencias Cruzadas

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Mateo 8:4

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

―Mira, no se lo digas a nadie —le dijo Jesús—. Solo ve, preséntate al sacerdote y lleva la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.

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31 Referencias Cruzadas  

Al verlos, les dijo: ―Vayan a presentarse a los sacerdotes. Resultó que, mientras iban de camino, quedaron sanos.

―No se lo digas a nadie —le ordenó Jesús—. Solo ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu sanidad la ofrenda que ordenó Moisés. Eso les servirá de testimonio.

Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más se lo prohibía, tanto más lo seguían propagando.

Y recobraron la vista. Jesús les dijo con firmeza: ―Asegúrense de que nadie se entere de esto.

Y, si en algún lugar no los reciben bien o no los escuchan, al salir de allí sacúdanse el polvo de los pies. Esto será como una advertencia contra ellos».

Él dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de lo ocurrido. Luego les mandó que le dieran de comer a la niña.

Mientras bajaban de la montaña, Jesús les encargó: ―No le cuenten a nadie lo que han visto hasta que el Hijo del hombre se levante de entre los muertos.

Por mi causa los llevarán ante gobernadores y reyes para dar testimonio a ellos y a los incrédulos.

»Cuídense de no hacer sus buenas obras delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en los cielos no les dará ninguna recompensa.

»No piensen que he venido a eliminar las enseñanzas de la Ley o los Profetas; no he venido a eliminarlas, sino a cumplirlas.

Yo no busco mi propia honra. Sin embargo, hay uno que la busca, y él es el juez.

El que habla por cuenta propia busca su propia honra. En cambio, el que busca honrar al que lo envió es una persona sincera y sin maldad.

»No me interesa que la gente me rinda honor.

Así tendrán ustedes la oportunidad de dar testimonio ante ellos.

Jesús les ordenó que no hablaran a nadie acerca de él.

Luego les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo.

―Hagámoslo como te digo, pues nos conviene cumplir con lo que es justo —le contestó Jesús. Entonces Juan aceptó.

»Pero ustedes cuídense. Los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. Por mi causa comparecerán ante gobernadores y reyes para dar testimonio ante ellos.

Pero él les ordenó terminantemente que no dijeran quién era él.

Mientras bajaban de la montaña, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre se levantara de entre los muertos.

Además, muchos demonios salían de las personas, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero él los reprendía y no los dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo.

Los padres se quedaron asombrados, pero él les dijo que no contaran a nadie lo que había sucedido.

Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie.




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