Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguieron muchísimas personas.
Cuando Jesús vio a la gran cantidad de personas que lo rodeaba, dio orden de pasar al otro lado del lago.
Lo seguía muchísima gente de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y de la región al otro lado del Jordán.
Sin embargo, la fama de Jesús se extendía cada vez más. Por eso venían a él muchas personas para oírlo y para que las sanara de sus enfermedades.
Jesús se fue al lago con sus discípulos, y mucha gente de Galilea lo siguió. Venían de Judea
Una gran cantidad de personas seguía a Jesús cuando él salía de Jericó con sus discípulos.
Lo siguieron muchísimas personas, y sanó allí a los enfermos.
Se le acercaron muchísimas personas que llevaban cojos, ciegos, lisiados, mudos y muchos enfermos más, y los pusieron a sus pies; y él los sanó.
Al enterarse de esto, Jesús se retiró de aquel lugar. Muchos lo siguieron, y él sanó a todos los enfermos,
Y es que él enseñaba como quien tiene autoridad y no como los maestros de la Ley.
Un hombre que estaba enfermo de lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. ―Señor, si quieres, puedes sanarme —le dijo.