Cayeron las lluvias. Crecieron los ríos. Soplaron los vientos y pegaron contra aquella casa. Sin embargo, la casa no se derrumbó, porque estaba edificada sobre la roca.
“No —respondieron estas—, porque así no va a alcanzar ni para nosotras ni para ustedes. Es mejor que vayan a los que venden aceite y compren para ustedes mismas”.