Si alguien te obliga a llevarle la carga un kilómetro, llévasela dos.
Cuando se lo llevaban, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que volvía del campo. Y le cargaron la cruz, para que la llevara detrás de Jesús.
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón, y lo obligaron a llevar la cruz.
A uno que pasaba por allí de vuelta del campo, un tal Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, lo obligaron a llevar la cruz.
Si alguien te demanda para quitarte la capa, déjale también la camisa.
Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le des la espalda.
El amor de Cristo nos domina. Porque estamos convencidos de que él sufrió la muerte que todos merecíamos, y para Dios todos hemos muerto.