Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días y, al final, tuvo hambre.
Allí se encontraba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía.
Al día siguiente, cuando salían de Betania, Jesús tuvo hambre.
Muy de mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre.
Pues tuve hambre, y ustedes me dieron de comer. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me dieron alojamiento.
Pues tuve hambre, y ustedes no me dieron nada de comer. Tuve sed, y no me dieron nada de beber.