Resistan sus ataques, nunca dejen de confiar en Cristo. Sepan que sus hermanos en la fe en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos.
Pero Jesús se dio vuelta y le dijo a Pedro: ―¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme desobedecer; no piensas desde el punto de vista de Dios, sino del punto de vista humano.
Por tanto, si Satanás se pelea consigo mismo, ¿cómo puede continuar su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo echo fuera a los demonios por medio de Beelzebú.
Sin embargo, a esta mujer, que es hija de Abraham, y a quien Satanás tenía atada durante dieciocho largos años, ¿no se le debía quitar esta cadena en sábado?
―Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno?
para que les hables. Así abrirán los ojos y verán lo malo que hacen. Será como si pasaran de la oscuridad a la luz y del poder de Satanás al poder de Dios. De ese modo, al creer en mí, recibirán el perdón de los pecados y serán parte del pueblo de Dios”.
No se nieguen a tener relaciones sexuales el uno con el otro, a no ser de común acuerdo. Y esto, solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a tener relaciones nuevamente. Si no pueden dominar el deseo de tener relaciones, Satanás podría hacerlos caer en pecado.
Para evitar que me volviera orgulloso por estas revelaciones extraordinarias, llevo en mi cuerpo un sufrimiento. Es como una espina que me fue clavada en el cuerpo. Es algo que Satanás usa para hacerme sufrir.