Es por eso que hablamos de Cristo a todos, y les damos consejos y enseñamos con toda sabiduría. Lo hacemos para presentarlos delante de Dios como creyentes maduros gracias a Cristo.
Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se anunciara el mensaje y lo oyeran todos los que no creen en Dios. El Señor me salvó, como quien es librado de la boca de un león.
Recuerden el mensaje que los santos profetas anunciaron en el pasado. También recuerden el mandamiento que dio nuestro Señor y Salvador por medio de los apóstoles.
Más tarde, Jesús estaba sentado en el monte de los Olivos cuando llegaron los discípulos y le preguntaron en privado: ―Dinos, ¿cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?