Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




Mateo 27:54

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Cuando el capitán romano y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y dijeron: ―¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!

Ver Capítulo Copiar

22 Referencias Cruzadas  

Y el capitán de los soldados, que estaba frente a Jesús, al oír el grito y ver cómo murió, dijo: ―¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!

Y se sentaron a vigilarlo.

Él confía en Dios; pues, que lo libre Dios ahora, si de veras lo quiere. ¿Acaso no dijo: “Yo soy el Hijo de Dios”?

Pero el capitán quería salvarle la vida a Pablo, y les impidió llevar a cabo el plan. Dio orden de que los que pudieran nadar saltaran al agua para llegar a tierra.

Decidieron enviarnos a Italia por barco. Pablo y algunos otros presos fueron entregados a un capitán del ejército romano llamado Julio, que pertenecía al batallón imperial.

Entonces el comandante llamó a dos de sus capitanes y les ordenó: ―Quiero que esta noche, a las nueve, vayan a Cesarea. Alisten un grupo de doscientos soldados de infantería, setenta de caballería y doscientos lanceros.

Este llamó en seguida a algunos capitanes y con sus soldados bajaron corriendo hacia la gente. Al ver al comandante y a sus soldados, los alborotadores dejaron de golpear a Pablo.

Al entrar Jesús en Capernaúm, se le acercó un capitán del ejército romano pidiendo ayuda.

El tentador se le acercó y le propuso: ―Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan.

En ese mismo instante se produjo un violento terremoto. Por causa de este terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron siete mil personas. Los sobrevivientes, llenos de miedo, dieron gloria al Dios del cielo.

Pero, cuando resucitó, a través del poder del Espíritu Santo, quedó demostrado que era Hijo de Dios. Él es Jesucristo nuestro Señor.

Este llamó entonces a uno de los capitanes y le dijo: ―Lleve a este joven ante el comandante, porque tiene algo que decirle.

Vivía en Cesarea un capitán del ejército romano llamado Cornelio, del regimiento conocido como el Italiano.

Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: ―Amigos, ¿qué debemos hacer?

―Nosotros tenemos una Ley. Según esa Ley, debe morir, porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios —insistieron los judíos.

―¿Eres tú, entonces, el Hijo de Dios? —le preguntaron todos. Y él les dijo: ―Ustedes mismos lo dicen.

―Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo reconstruyes, ¡sálvate a ti mismo! Si eres el Hijo de Dios, ¡baja de la cruz!

Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió: ―Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios.

En ese momento la cortina del santuario del Templo se partió de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas.




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios