Entonces Judas arrojó el dinero en el santuario y salió de allí. Luego fue y se ahorcó.
Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías y les extrañaba que se tardara tanto en el santuario.
Según la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte entrar en el santuario del Señor para quemar incienso.
que declararon: ―Este hombre dijo: “Puedo destruir el Templo de Dios y reconstruirlo en tres días”.
Los jefes de los sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «La Ley no permite echar esto al tesoro, porque es precio de sangre».