Cuando lo oyeron, algunos de los que estaban allí dijeron: ―Está llamando a Elías.
Y, si quieren aceptar mi palabra, Juan es el Elías que había de venir.
A esa hora, Jesús gritó con fuerza: ―Elí, Elí, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”).
Al instante uno de ellos corrió en busca de una esponja. La empapó en vinagre, la puso en una vara y se la ofreció a Jesús para que bebiera.