Con él crucificaron a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio.
Así también lo insultaban los bandidos que estaban crucificados con él.
Pues les digo que tiene que cumplirse en mí aquello que dicen las Escrituras: “Y fue contado entre los malvados”. En efecto, lo que se ha escrito de mí se está cumpliendo.
Encima de su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos».
Los que pasaban movían la cabeza y lanzaban ofensas contra él: