Le quitaron la ropa y le pusieron un manto de color rojo.
Entonces Herodes y sus soldados, con desprecio y burlas, le pusieron un manto lujoso y lo mandaron de vuelta a Pilato.
Le pusieron un manto de color púrpura; luego hicieron una corona de espinas y se la colocaron.
Luego el Espíritu de Dios me hizo ver a un ángel que me llevó a un desierto. Allí vi a una mujer montada en una bestia roja. La bestia estaba cubierta de nombres que ofendían a Dios, y tenía siete cabezas y diez cuernos.