Pero los jefes de los sacerdotes y los líderes judíos persuadieron a la gente a que le pidiera a Pilato soltar a Barrabás y ejecutar a Jesús.
―¡No, no suelte a ese; suelte a Barrabás! —volvieron a gritar con todas sus fuerzas. Y Barrabás era un rebelde.
Pero los jefes de los sacerdotes alborotaron a la gente para que Pilato les soltara más bien a Barrabás.
―¿A cuál de los dos quieren que les suelte? —preguntó el gobernador. ―A Barrabás —dijeron ellos.
Todos los sábados discutía en la sinagoga, tratando de convencer a judíos y a griegos.