Soltó al hombre que le pedían. Echó fuera de la cárcel al que era culpable de rebeldía y homicidio. Luego, dejó que hicieran con Jesús lo que quisieran.
Así que cuando se reunió mucha gente, Pilato, que sabía que le habían entregado a Jesús por envidia, les preguntó: ―¿A quién quieren que les suelte: a Jesús Barrabás o a Jesús, al que llaman Cristo?
Saluden a Andrónico y a Junías, mis parientes y compañeros de cárcel. Ellos se convirtieron a Cristo antes que yo, y gozan de buena reputación entre los apóstoles.