y decían: ―A ver, Cristo, ¡profetiza!, ¿quién te pegó?
Algunos comenzaron a escupirle; le vendaron los ojos y le daban puñetazos. ―¡Profetiza! —le gritaban. Los guardias también le daban bofetadas.
Entonces algunos le escupieron en el rostro y le dieron puñetazos. Otros lo abofeteaban