Así que recuerda lo que has aprendido acerca de Dios, obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes alerta y en obediencia, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón.
El señor de ese siervo volverá el día en que el siervo menos lo espere y a la hora menos pensada. Lo castigará duramente y le impondrá la condena que reciben los incrédulos.