Pero ¿qué tal si ese siervo se pone a pensar: “Mi señor tarda en volver”. Y, entonces, comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y emborracharse?
―Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno?
El rey le contestó: “Siervo malo, con tus propias palabras te voy a juzgar. ¿Así que sabías que soy muy exigente, que tomo lo que no deposité y cosecho lo que no sembré?