Oren para que su huida no suceda en invierno ni en sábado.
Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, situado aproximadamente a un kilómetro de la ciudad.
¡Ay de las que estén embarazadas o amamantando en aquellos días!
Porque habrá un gran tiempo de sufrimiento, como no lo ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni lo habrá jamás.