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Referencias Cruzadas

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Mateo 23:7

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Y les gustan los saludos en las plazas y que la gente los llame “Maestro”.

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19 Referencias Cruzadas  

Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: ―¿Qué buscan? ―Rabí, ¿dónde te hospedas? (Rabí significa: Maestro).

―Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel! —declaró Natanael.

―María —le dijo Jesús. Ella se volvió y dijo: ―¡Raboni! —que en hebreo significa: Maestro.

Cuando lo encontraron al otro lado del lago, le preguntaron: ―Maestro, ¿cuándo llegaste acá?

Aquellos fueron a ver a Juan y le dijeron: ―Maestro, fíjate, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, y de quien tú diste testimonio, ahora está bautizando, y todos van a él.

Este fue de noche a visitar a Jesús. ―Maestro —le dijo—, sabemos que has venido de parte de Dios. Pues nadie podría hacer las señales milagrosas que tú haces si Dios no estuviera con él.

―¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. ―Maestro, quiero ver —respondió el ciego.

Tomando la palabra, Pedro le dijo a Jesús: ―Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! Podemos levantar tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

»Pero no permitan que a ustedes se les llame “Maestro”, porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos.

»¿Con qué puedo comparar a la gente de este tiempo? Se parece a los niños sentados en la plaza que gritan a los demás:

―¿Acaso seré yo, Maestro? —le dijo Judas, el que lo iba a traicionar. ―Tú lo has dicho —le contestó Jesús.

En seguida, Judas se acercó a Jesús y lo saludó. ―¡Maestro! —le dijo, y lo besó.

Pedro, acordándose, le dijo a Jesús: ―¡Maestro, mira, se ha secado la higuera que maldijiste!

Como parte de su enseñanza Jesús decía: ―Tengan cuidado de los maestros de la Ley. Les gusta pasearse con ropas lujosas y que los saluden en las plazas.

Tan pronto como llegó, Judas se acercó a Jesús. ―¡Maestro! —le dijo, y lo besó.

»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los primeros asientos en las sinagogas y los saludos en las plazas.

Mientras tanto, sus discípulos le insistían: ―Maestro, come algo.

Y sus discípulos le preguntaron: ―Maestro, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?

―Maestro —respondieron ellos—, hace muy poco los judíos intentaron apedrearte, ¿y todavía quieres volver allá?




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