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Referencias Cruzadas

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Mateo 23:34

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Por eso yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. A algunos de ellos ustedes los matarán y crucificarán; a otros los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo.

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36 Referencias Cruzadas  

―Todo maestro de la Ley que ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el dueño de una casa, que de lo que tiene guardado saca tesoros nuevos y viejos.

Es por eso que hablamos de Cristo a todos, y les damos consejos y enseñamos con toda sabiduría. Lo hacemos para presentarlos delante de Dios como creyentes maduros gracias a Cristo.

En la iglesia de Antioquía había profetas y maestros. Entre ellos estaban Bernabé y Simeón, apodado el Negro. También estaban Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado con el gobernador Herodes, y Saulo.

Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre.

Los habitantes de la tierra se alegrarán de su muerte. Entonces harán fiesta e intercambiarán regalos, porque estos dos profetas les estaban haciendo la vida imposible.

Fueron apedreados, partidos por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron huyendo de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra. Pasaron necesidades, sufrieron y fueron maltratados.

Aunque yo no lo merecía, Dios me dio el trabajo de maestro constructor. Así que mi enseñanza fue como el fundamento, y otro vino a construir sobre él. Pero cada uno tenga cuidado de cómo construye la fe de los demás.

En cambio, a los que ya entienden mejor lo que han creído, les hablo con sabiduría. Pero no se trata de la sabiduría de este mundo ni la de sus gobernantes, los cuales serán olvidados.

Judas y Silas, que también eran profetas, hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos.

En eso llegaron de Antioquía y de Iconio unos judíos que hicieron cambiar de parecer a la gente. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, creyendo que estaba muerto.

A Santiago, hermano de Juan, lo mandó matar a espada.

Por aquel tiempo unos profetas bajaron de Jerusalén a Antioquía.

Entonces llamaron a los apóstoles y, luego de azotarlos, les ordenaron que no hablaran más en el nombre de Jesús. Después de eso los soltaron.

Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder. Y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el último rincón de la tierra.

―¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.

Los expulsarán de las sinagogas. Y hasta viene el día en que cualquiera que los mate pensará que le está prestando un servicio a Dios.

En su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.

pues quieren impedir que prediquemos a los no judíos para que sean salvos. Pero con eso solo logran acumular más pecado. El castigo de Dios será muy duro sobre ellos.

Pero al declararse descendientes de los que mataron a los profetas, se convierten en cómplices.




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