Y dicen: “Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas”.
»¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Construyen tumbas para los profetas y adornan los monumentos de los justos.
Pero al declararse descendientes de los que mataron a los profetas, se convierten en cómplices.
Vean el ejemplo que nos da el pueblo de Israel. Cuando comen carne del animal sacrificado en el altar del Templo, de alguna manera se unen al altar.
Tenemos firme confianza en ustedes. Porque sabemos que, aunque sufren como nosotros, también serán consolados como nosotros.