Por tanto, el que jura por el altar jura no solo por el altar, sino por todo lo que está sobre él.
¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda o el altar que hace sagrada la ofrenda?
El que jura por el Templo jura no solo por el Templo, sino por quien habita en él.
Los seres humanos juran por alguien superior a ellos mismos. De este modo, el juramento, al confirmar lo que se ha dicho, pone punto final a toda discusión.