―Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Ley?
»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de verduras. Sin embargo, descuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto sin dejar de hacer aquello.
En ese caso, el tal hijo no tiene que honrar a su padre. Así, por causa de la tradición, ustedes dejan sin valor la palabra de Dios.
Uno de ellos, experto en la Ley, le tendió una trampa con esta pregunta:
―“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu vida y con toda tu mente” —le respondió Jesús—.