Ese mismo día los saduceos, que decían que no hay resurrección, se le acercaron y le plantearon un problema:
Mientras Pedro y Juan le hablaban a la gente, se les presentaron los sacerdotes, el capitán de la guardia del Templo y los saduceos.
Pero, al ver que muchos fariseos y saduceos llegaban adonde él estaba bautizando, les dijo: «¡Nido de víboras! ¿Quién les dijo que huyeran del castigo que se acerca?
El sumo sacerdote y todos sus seguidores, que pertenecían al grupo de los saduceos, se llenaron de envidia.
que se han desviado de la verdad. Andan diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, y así hacen dudar a algunos.
―Tengan cuidado —les dijo Jesús—; eviten la levadura de los fariseos y de los saduceos.