Entonces Jesús dijo a los otros: ―Voy a hacerles una pregunta. ¿Qué está permitido hacer en sábado: hacer el bien o el mal?, ¿salvar una vida o destruirla?
Jesús entró en el Templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los líderes del pueblo. ―¿Con qué autoridad haces esto? —lo interrogaron—. ¿Quién te dio esa autoridad?
El bautismo de Juan, ¿era divino o humano? Ellos se pusieron a discutir entre sí: «Si respondemos: “divino”, nos dirá: “Entonces, ¿por qué no le creyeron?”.